martes, 16 de febrero de 2016

TEATRO: GINA PICIRILLI

NECESIDAD DE CONTAR COSAS
Gina Picirilli es directora y maestra actoral que estuvo 25 años radicada en España y volvió a la argentina para fundar su propia sala y gestar sus propias obras. En charla con Baldosas Flojas nos contó sobre sus espectáculos Te Fuiste sin avisarme que sale al escenario los sábados a las 21hs en el teatro El Damero, Dean Funes 506 y Yo me lo guiso yo me lo como que se puede ver los domingos a las 20hs en el teatro de la comedia, Rodriguez Peña 1062.

Gina Piccirille  es Hija de inmigrantes italianos, nació en Buenos Aires. Se formó con maestros tales como Agustín Alezzo, Augusto Fernándes, Beatriz Matar, Dina Roth y Concha Doñaque,  entre otros. En el año 1987 se traslada a Madrid donde permaneció hasta el Año 2013. Allí continúa con su investigación en el trabajo del actor y profundiza también su formación haciendo principal hincapié en lo sensorial (el cuerpo, la energía y la voz).  En el año 1990 funda en Madrid el “Centro de Formación y Entrenamiento de Actores” donde imparte clases de forma ininterrumpida hasta el año 2013. En el año 2011, fundó en la argentina  natal el Teatro “El Damero”,desarrollándose profesionalmente en ambas ciudades: Buenos Aires y Madrid puesto que desde ese año, en adelante, repartirá sus actividades entre ambos países (Argentina y España), flexibilizando sus espacios y tiempos según los requerimientos de sus compromisos profesionales a ambos lados del Atlántico. En charla con Baldosas Flojas nos contó su acercamiento al teatro, las obras que lo marcaron en su carrera, sus obras en cartel y lo que puede generar el teatro.
¿Cómo te acercaste al teatro?
Hace algún tiempo hubiese respondido que la casualidad fue lo que me acercó al teatro, pero estaría siendo injusta con mi propia historia. Me acerqué al teatro por una necesidad de contar cosas, de expresar sentimientos que se agolpaban en mi cabeza. En fin, no hubo un hito específico, fue un proceso paulatino, natural y esencialmente vital, como quien se conduce instintivamente buscando el aire que respirar.
¿Qué obras te marcaron para tu carrera?
Todas y cada una me dejaron aprendizajes y recuerdos entrañables; podría decir que “Bent” fue muy importante y significativa, coincidió con la promulgación de la ley de matrimonio igualitario y el tema venía muy al caso, aparte fue muy premiada. También “Una noche con Gabino” fue increíble, duró diez años, giró por toda España repitiendo plazas y llenando teatros, y me regaló a Gabino Diego, un amigo entrañable. “Yo me lo guiso, yo me lo como”, un éxito que ya lleva tres temporadas dándome alegría. Y lo que se viene con “Te fuiste sin avisarme”, tal como va el proceso, ya está en la lista de mis preferidas.
¿Cuáles fueron las vivencias en España y cuáles son las diferencias con respecto a lo que es el teatro en nuestro país?
Las vivencias en España fueron muchas y muy enriquecedoras. Tuve mi propio espacio, muchos alumnos que hoy ya son reconocidos actores, y me dediqué de lleno a la puesta en escena y dirección durante más de veinte años. Respecto de las diferencias, no veo tantas,  tal vez la más significativa, es que aquí, en Buenos Aires,se hace más teatro en cooperativa, de forma independiente. En España normalmente me contrataban productoras o compañías; fueron pocos los montajes que realizamos de forma independiente.
¿De qué se trata Te fuiste sin avisarme?
El conflicto principal de “Te fuiste sin avisarme” es un diálogo interno que habita en mí desde que inicié los primeros pasos en el universo teatral. La famosa dicotomía entre lo purista y lo flexible. A medida que fui desarrollándome en este apasionante oficio, esas voces aparecieron encarnadas en dos personajes, Pietro y Rosa, siempre debatiendo entre lo correcto y lo anhelado. Siento que en nuestra cosmovisión del mundo siempre habrá una Rosa y un Pietro en continua reflexión  acerca de las diferentes concepciones del arte y de la existencia. Este es el núcleo central del espectáculo, adentrarnos, con mucho humor y picardía, en los laberintos y duelos mentales entre trascender y subsistir, entre la sana locura y la dolorosa sanidad. Una alegoría sobre la necesidad del otro, sobre la soledad acompañada,  sobre el amor y sobre el teatro.Además de la excelente fotografía de Emiliano Rojas y las actuaciones de  Veronika Ayanz Peluffo y Osvaldo Peluffo

¿Qué se puede hacer para volver a ser aquello que alguna vez se logró?
Seguir haciendo y siendo aquello que alguna vez lograste;teniendo siempre claro ese “Norte” que buscamos desde el principio.
¿Cómo se te ocurrió “Yo me lo guiso yo me lo como”?
Parte de una idea que Carmen Mesa tenía desde hacía mucho tiempo; luego de contármela,  me ofreció dirigirla y me puse manos a la obra inmediatamente.Desde el primer día imaginé “Yo me lo guiso…” como una caja de música con guitarra y cajón flamenco en vivo. Esa imagen hoy está arriba de las tablas, en su Tercera Temporada consecutiva. 
¿Cuáles son las relaciones de la comida y el arte?
Cocinar es un verdadero arte, se puede conquistar al príncipe azul a través de una buena comida,  sino pregúntale a Carmencita Mesa o ve a ver “Yo me lo guiso, yo me lo como” y luego me cuentas.
¿Se piensa en el público a la hora de la puesta en escena de las obras?
Yo sí pienso en el público; fui espectadora antes que directora y desde entonces tuve claro lo que me emociona, lo que me divierte. Vamos, tuve claro lo que me gusta y lo que no me gusta. Pienso en el público a la hora de crear una puesta en escena; para el público hago teatro y considero que es uno de los eslabones más importantes del espectáculo.
¿En qué perjudica y beneficia la tecnología para el teatro?
Considero que todo beneficia siempre que no se abuse de ello, y no desvirtúe la cercanía con el público que, creo sinceramente, es lo que constituye la verdadera magia del teatro.
 Cree que a través de una obra de teatro se puede generar consciencia o mostrar otra forma de vida?
Creo que el teatro puede eso y muchas cosas más siempre que no sea pretencioso o panfletario, y se le dé al público la posibilidad de ser él quien decida para qué le sirve. Ha de ser cada espectador quien saque sus propias conclusiones. 

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