PARA PREVENIR Y
CONCIENTIZAR
Beya es una obra
que cuenta la trata de mujeres, está adaptada al libro Le viste la cara a dios,
su directora y actriz, Marisa Busker, dialogó con Baldosas Flojas sobre el espectáculo
que sale a escena los miércoles y jueves a las 20:30hs en La Lunares Teatro,
Humahuaca 4027.
Beya, es una obra que cuenta la historia de una mujer
que fue captada, privada de su libertad y puesta a funcionar como mercancía
barata, en una paleta de acontecimientos dentro del margen estrecho de valores
y situaciones que se presentan en un puticlub hasta que logra escapar, además muestra
cómo soportar el ablande, la violación,
la droga, el desprecio, la tortura, el inventar formas de sobrevivir, las
complicidades y vínculos. La directora y actriz de la obra, Marisa Busker, que sale a escena los miércoles y jueves a las
20:30hs en La Lunares Teatro, Humahaca 4027, dialogó con Baldosas Flojas sobre
los valores perdidos, lo que ve la sociedad, el machismo y cómo se puede cambiar
esta realidad.
¿Cómo se te ocurrió
el guión de la obra?
Es la adaptación a la
escena de un libro. En este caso, Le
viste la cara a Dios de Gabriela Cabezón Cámara. Un texto muy descarnado
sobre la trata de mujeres. La puesta escénica la fui descubriendo de a poco:
primero aprendí bien el texto, que de corrido lleva 35 minutos y en la escena
se hacen 70, porque le hago espacio con las acciones físicas y las músicas que
canto. Busqué sensaciones a través de la comprensión del texto, me imagino cosas
que pasan, voy descubriendo vínculos…pienso mucho en el tipo de energía que
quiero para cada parte, contrastes, me concentro en ello, reconozco formas de
hacer con el cuerpo. Luego el vestuario, los ritmos que le acoplo. En fin, es
un gran trabajo, como una sinfonía para una orquesta grande. Muchas cosas a las
que atender al mismo tiempo.
¿Hay forma de
descabellar a los grupos que se encargar de las trata sin ayuda del estado?
Y….no creo.
Es una decisión política y debe estar el estado dispuesto a ello.
¿Cuánto escalafones
ayudan al negocio, ministros, intendentes, policías, funcionarios, etc?
No sé, eso lo verán quienes se vayan a ocupar del
tema, si es que alguna vez sucede.
¿Cómo se puede
hacer para que los hombres dejen de pensar a las mujeres como un objeto?
Es un
problema cultural muy arraigado y con variedad de categorías. Por ejemplo, las
propagandas de artículos como puede ser un auto, lleva a alguna mujer con ropas
que parecieran provocativas y se utiliza como símbolo de estatus para que compres
el auto. Esto en algunos países del norte de europa, por ejemplo, está
prohibido. Y no son conservadores, ya que son capaces de desnudarse unos frente
a otros sin problema alguno. En fin, un ejemplo no basta. Las mujeres mismas
deberían salirse de ese esquema de ser objeto, mostrando sus necesidades con
claridad de una manera más fresca, espontánea, sin tanto “papel de caramelito”.
Pero claro, esto es una apreciación personal. En la obra que presento, el
personaje –Beya-, está tratado de esa
manera. Si bien Beya entra a funcionar dentro de un puticlub en donde le hacen
de todo, el personaje que creé está siempre descalzo, y las ropas no son las
típicamente sexy-latino. Más bien está presente el desnudo del torso como algo
natural. No hace falta más. El sexo en la obra-texto está tratado todo el
tiempo como violación=tortura. Beya es un objeto de carne y hueso, cosa que no
es su voluntad.
¿Se piensa en el
público a la hora de la puesta en escena de la obra?
Sí, siempre se piensa en el público. Es una obra
violenta pero que abre a preguntas, cada uno se defiende a su manera. Es una
obra muy descarnada y por eso trato de
aprovechar los mínimos espacios de algo que pudiera ser tierno, blando,
amoroso, por decirlo de alguna manera. Esto es lo difícil de la puesta
escénica. Algunas espectadores lo tomarán mejor que otros.
¿Los valores
perdidos son para los negociantes, los que consumen o para las víctimas (como
cree la sociedad)?
Para todos los que nombras. Hay un lugar en donde
pedí hacer la obra, pero no la tomaron y, si bien la vieron y encontraron al
texto y a la actuación muy buenos, dijeron que debían cuidar a su público
pequeño burgués clase media. Dos cosas entonces, una porque es demasiado cruda
y otra porque el mismo público es consumidor de puticlub. Y cuántos de los que
consumen puticlub se preguntarán si están tratando con una víctima de trata o
no? ¿es el puticlub algo naturalizado en ciertos estratos sociales? Algunos
podrán hacer otros trabajos y eligen estar en un puticlub, algunos están forzados
a estar, aunque no creo nadie disfrute de ser abusado sexualmente, de estar en
una situación contra su voluntad.
¿Cuánto ayuda los
medios a difundir el tema y que rol puede cumplir hoy la tecnología?
No sé cuánto ayudan los medios, no lo sé, pero siempre
está bueno informar de cuestiones de trata, de prevención, asistencia
telefónica, saber sobre la manera en como se mueven estas redes, tratar de
desnaturalizar situaciones de las cuales –muchas veces- las personas mismas ya
no son conscientes. Yo misma aprendí sobre el tema haciendo la obra. Y te
aclaro –por las dudas- que no soy una especialista en el tema.
¿Adónde y a quién
les gustaría mostrar el espectáculo?
A todo el que lo quiera ver. Es un buen trabajo
artístico, tiene que serlo porque si no se convierte en una bajeza brutal, una
gran porquería barata. Hay que animarse a hacer un trabajo tan agonizante como
este. La obra tiene un final amigable dentro del drama. Y eso se me hace a mí,
y supongo que al espectador, todo más llevadero. El cuerpo –mi cuerpo- está muy
expuesto y para eso hay que estar muy entrenado. Yo creo que el trabajo es
artísticamente precioso, desde la escritura y desde la escena.
¿Creen que a través
de una obra se puede generar consciencia o mostrar otra forma de vida?
Si, se puede generar consciencia. La escritora anda
sin tapujos y llama a las cosas por su nombre y expone su decisión política al
respecto desde el epígrafe que está al inicio del libro que dice: aparición con
vida de todas las nenas y mujeres desaparecidas por las redes de prostitución y
juicio y castigo a los culpables.
A mí misma, todo el trabajo en sí, me generó más
consciencia. ¿Por qué no habría de hacerlo con los demás?
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