domingo, 29 de marzo de 2009

Veinte años en el Blues Motel

La banda de zona norte festeja en el 2009 su vigésimo aniversario. Baldosas Flojas habló con ellos: recuerdan su pasado, analizan el presente y cuentan cómo proyectan el futuro.






Decir que veinte años no es nada o que es fácil llegar y lo difícil es mantenerse, son, a esta altura, frases hechas y trilladas, pero a Blues Motel le sientan a la perfección.
Para conocer sus inicios hay que remontarse al lejano 1989 cuando se juntaron dos primos, Adrián Herrera (guitarrista) y Gabriel Díaz (cantante) para componer temas porque ya se sabía de antemano que la música era parte de sus vidas. Tanto es así que Adrián recuerda que cuando Gaba cumplió doce años la madre le dio a elegir entre una raqueta de tenis y una guitarra. La respuesta se caía de madura.
Vol 1, Mientras las Guitarras Suenen, Un tajo en la oreja, Malbec, Rescate Moebius, Corazón de buey, Golpea, En la casa de piedra y Desde el árbol, son los discos que editó Blues Motel desde su formación. El décimo tiene olor a 2009.

Presente

En uno de los días más calurosos de este febrero, Bluesmo se reúne por primera vez en el año. En la sala de ensayo hay muchas cosas para compartir: el cumpleaños de Rafa (baterista), las ganas de dejar de fumar de Ariel (bajista), las historias románticas de Nacho (segunda guitarra), las vacaciones de Adrián y las aventuras de Gaba remando por el Delta. El único que falta es el Perro (tecladista) para terminar la nómina de integrantes.
En la sala van saliendo los temas de todos los discos, pero no bien llega el parate salen al patio y la charla fluye sin vueltas.
“Es un año muy especial. Estamos muy contentos, esperando festejar nuestros veinte años y poder grabar nuestro décimo disco”, suelta Gabriel Díaz de entrada.



¿Se consideran una banda de culto?
Adrián Herrera: Hay que ver qué se toma culto, a veces se lo asocia a bandas que no llevan mucho público. Nosotros sabemos que hay gente que nos sigue desde hace mucho y que influenciamos a muchas bandas como nos influenciaron otras a nosotros.
Gabriel Díaz: Puede ser. Que no seamos masivos significa algo. Nosotros hacemos los temas y no pensamos en el hit o que sean un éxito. Intentamos que nuestros seguidores se sientan identificados con nuestras canciones.
Nacho: Lo bueno es que nadie puede decir nada de Blues Motel, hacemos lo que queremos y nos respetan.
Hay bandas que llegan a ser masivas en poco tiempo ¿Creen que es lo único que buscan?
A H: A todas las bandas nos gusta que nos escuchen la mayor cantidad de gente. La cuestión pasa por la manera que elegís para que pase eso: los canales mas fáciles o lo que dicte tu cabeza, tu corazón. Nosotros tuvimos la posibilidad, estábamos encaminados pero sacamos un tercer disco que la gente no esperaba, pero era lo que nosotros teníamos ganas de hacer. Disfrutamos haciendo esto y no queremos que sea un trabajo más. No queremos presionarnos con tocar la música que la gente quiere. Tocamos porque nos gusta.
¿Cambiaron su forma de escuchar música?
G D: Escuchamos de todo. La única época en la que no nos sentimos tan influenciados fue la del ochenta, el pop o lo bailable, pero si los sesenta y los setentas. De lo nuevo escuchamos bastante, como R.E.M o bandas inglesas. Como decía Richard: lo que uno escucha va quedando en el ambiente y uno hace algo con eso.
Nacho: Escuchar sirve para componer, sacar otros ritmos, darle otra vuelta, pero siempre va a hacer el estilo de Blues Motel.

Pasado

¿Qué recuerdan de antes que ahora dejaron de hacer?
Rafa: Las giras estaban buenas. Salíamos y nos mostrábamos tal cual éramos.
A H: Cada verano fue distinto, ahora no lo hacemos por decisión nuestra, al principio eran vacaciones de amigos, después giras en micro, hotel, etc. Pero me acuerdo de la primera, íbamos con el casetito para ver a donde podíamos tocar. El primer año fue espectacular. Difícil hacerlo ahora.



Ariel: Ese año hicimos 28 shows en 26 días. Era un descontrol. Hoy no lo podríamos hacer porque no hay lugares para tocar y hay muchas bandas para poco espacio, además de muchas restricciones.
G D : Extraño el descontrol... (risas)

Futuro

¿Cuáles son las expectativas para lo que viene?
Ariel: Teníamos pensado entrar a grabar el año pasado, pero la idea es producir bastante este disco, grabar un demo, escuchar, ver los defectos y después si, grabar definitivamente. Es decir, distinto a los tres anteriores que hicimos muy rápidos.




G D: El disco estaba proyectado para el 2008, pero tocamos mucho y después de los tres discos yo me quedé con la cabeza en blanco, pero ahora ya estoy con más inspiraciones y es bueno que el décimo disco coincida con los 20 años de la banda.
Bajo el calor, con frío en los ojos, sólo o acompañado, tirado borracho o en el medio del pelotón. Contentos o tristes, tranquilos En la Casa de Piedra o buscando algo que te enseñe a hacer tu cara o tu sombra, Blues Motel estuvo, está y estará siempre en aquellos que intenten encontrar algo más que música para pasar el rato...




Darío Gunsberg

miércoles, 25 de marzo de 2009

Otra historia, otras vidas

Entrevista a Werner Pertot, autor del libro “La otra juvenilia” junto a Santiago Garaño







Werner Pertot se refugia del calor en un bar de San Juan y Combate de los Pozos, mientras los rayos del sol trabajan con total impunidad a las cuatro de la tarde. La excusa para la charla es la tercera edición de “La otra juvenilia. Militancia y represión en el Colegio Nacional de Buenos Aires (1971-1988)” que escribió junto a Santiago Garaño hace siete años. El libro narra la historia de la militancia de los estudiantes del Buenos Aires durante la primavera camporista, la resistencia a los rectores impuestos por el avance de la derecha peronista y la represión desde la imposición de la dictadura.
Garaño y Pertot encontraron un hueco en la historia del Colegio Nacional de Buenos Aires que nadie había contado sobre la base de testimonios de ex alumnos y documentos abandonados. A Pertot le resulta imposible separar la perspectiva académica de la emocional porque ambas provocaron la existencia del libro: “desde lo intelectual, esta historia era una historia no contada. Después vinieron varias novelas que retoman el tema desde la ficción. De la parte emotiva lo que más nos llevó a escribir esto, no era tanto el recuerdo de los chicos desaparecidos porque nosotros no los conocimos sino más bien nuestra relación con las mamás de los desaparecidos, en especial con una de las que escribió el primer prólogo del libro: Vera Jarach, la mamá de Franca a quien conocimos en un acto en el Buenos Aires. En ese acto hay una suerte de llamado porque en un discurso un ex alumno dice que nosotros debemos reapropiarnos de nuestra historia y hacerla nuestra...”
Santiago Garaño es licenciado en Ciencias Antropológicas y actualmente vive en Bariloche. Werner Pertot es periodista de Página 12 y licenciado en Letras. Ambos fueron alumnos del Nacional de Buenos Aires y, como todos los estudiantes en el examen de ingreso, debieron leer “Juvenilia”, de Miguel Cané, una obra autobiográfica que cuenta las andanzas de un grupo de jóvenes en el histórico colegio. Cané perteneció a la Generación del 80, una elite de dirigentes conservadores que abogó por un orden positivista y liberal que obligaba a generar un “ser” nacional y se oponía fervientemente a la inmigración. En este sentido, Werner explica que “en los libros de Cané quedan expuestos sus pensamientos sobre todas las ideologías de izquierda que venían de Europa, sobre los inmigrantes que venían del sur de Italia, de España. No es una cosa de Cané, es el pensamientos de las clases dominantes”.
¿Cómo era estudiar en el Buenos Aires durante la dictadura?
Los chicos que fueron al colegio durante la dictadura vivieron una etapa durísima. Hay muchos ex alumnos que no quisieron volver nunca al Buenos Aires. Por lo general, por cómo son las relaciones entre los estudiantes, te seguís viendo con tus compañeros. Estos no, la imagen que le quedó del Buenos Aires es de terror, nunca quisieron saber más nada. Los jóvenes eran perseguidos por cualquier cosa. Los sometieron a una feroz represión política y cultural.
¿Se puede establecer algún tipo de relación entre los alumnos militantes de principios de los setenta y la juventud actual?
Hay un estereotipo muy fácil, que es la juventud de los años 60 era una juventud comprometida, militaba, se comprometía y la juventud de hoy es la juventud que no se compromete, que no milita, la juventud light, que no quiere saber nada de política, individualista, etc. Yo no creo en esas explicaciones fáciles de la historia. Obviamente que las épocas te van a condicionar. Pero no todos los chicos de los años 70 militaban, la gran mayoría no militaba, son muchos más que ahora, pero hay una lectura muy centrada en lo que fue el discurso dominante, el discurso único, el neoliberalismo. Me parece que también había pibes que se oponían, nosotros marchamos contra la Ley Federal de Educación, contra la Ley de Educación Superior. No seríamos una mayoría, pero tampoco se puede decir que no hubo una resistencia a esos años.
¿Crees que los medios aún deben hacer un mea culpa por sus conductas durante el proceso?
Los grandes grupos económicos que manejan los medios nunca hicieron un mea culpa por lo que hicieron o dejaron de hacer en la dictadura. Nunca hicieron una autocrítica.
Escribir sobre “otra juvenilia” es escribir sobre otra Argentina, como señala José Pablo Feinmann en el prologo. Leer ésta juvenilia es entender parte de una historia arrebatada a empujones...

Lucas Frioli

martes, 24 de marzo de 2009

El Bordo en el Konex, sábado 21 de marzo

Fiesta, locura y puro Rock
















En un Inédito lugar para un recital de rock, el Kónex abrió sus puertas desde tempranito para que la gente de El Bordo hiciera de las suyas.
Para que la banda despliegue su show a todo trapo, y para que los trapos de las bandas bordolinas desplieguen su colorido.
Colorido que no se opacó ni siquiera por el hecho de haber quedado afuera por falta de entradas, o por la, hoy en día, inevitable falta de plata.
El show arrancó alrededor de las 21, con Ale (cantante) cantando, casi a capella, el estribillo de “Soñando despierto” (tema de su último disco “Yacanto”, 2007).
A partir de ahí, el ritmo, la música y la fuerza de la banda no cesaron nunca. Ale nunca más en la tarde cantaría una canción (ni un fragmento) a capella, lo bordolinos presentes le prestarían su a voz a todas las melodías y letras que salieran por los micrófonos.
Canciones como “A mi favor”, "No Quiero", “Donde voy”, “Te devoran”, “Volando”, “Puerto escondido”, son solo ejemplos de la furia del repertorio musical del show. Así como también paso el momento emotivo con “Guitarra y canción” a Korneta Suarez.
Resumiendo: una lista de 26 temas, más de 2 hs de recital, que solo se calmó cuando, a mitad de concierto, comenzó a sonar la versión acústica de “El Silencio del Caos Infernal” (otro tema de su último disco), que mostró a Ale con una guitarra acústica y a Pablo Spivak (su bajista) en el teclado. Luego seguiría “la banda”, para que la gente disfrute con su tema.

Y pegado a eso se le escucharía cantar a la gente: “Y dale, y dale, dale El Bordo”, mientras sonaba el riff de “El Grito”.
Y se vendría el primer cierre del recital con “La Patada”, del disco “En la vereda de enfrente” (2006). Pero nadie se movería de sus lugares.
La cosa arrancaría de vuelta con “Volviendo en el Sol”, de su 2° disco (Un Grito en el Viento, 2004) y cerraría la primera tandita de bises con “El Regreso”, primer corte de su último disco.
La segunda y última tanda contaría con el “Mono” de Kapanga como invitado, que ayudaría a cantar “Matanga”, seguiría “En la vereda” (“En la vereda de enfrente”) y vendría el cierre definitivo a todo trapo con “Los Perdidos”, en donde la gente mostró toda su emoción y todo su repertorio. Afuera la banda bordolina, agolpada en la vereda frente al Konex, cortaba la calle mientras saltaba, desplegaba banderas y cantaba al compás de la canción. Adentro se sintió el temblar del piso, al ritmo de los saltos locos del público.


Final del show, ya eran las 23:30, la Luna había inundado la ciudad, sin que ninguno de los presentes se haya dado cuenta, pasó que tanta furia y rockanroll, hicieron que se pierda noción del tiempo.

Bruno Suarez

domingo, 22 de marzo de 2009

Me quema

Sirte Tircco, la fiesta circense en San Martín




Después de unos días de mucho calor sobre Capital y Gran Buenos Aires la cabeza quema. Un poco de lluvia no venia mal pero a veces la exageración provoca inundaciones y abnegaciones en las calles. San Martín no está exento. Allí, en una sala de ensayo muy coqueta, están resguardados del agua los integrantes de Sirte Tircco hablando de sus proyectos: un disco y un video.
Martín (cantante), Javier (percusionista y segunda voz), Ibo (bajista), Piti (baterista), Sergio (guitarra), Federico (coros y guitarra rítmica), Pipa (trombón) y Dany (trompetista) están tomando mate, cerveza y comiendo algunas papas fritas, mientras recuerdan la gira de verano por la Costa Atlántica en enero de este año a bordo de un colectivo propio: “Nos paró la Policía, no nos encontraron nada, pero nos requisaron de pies a cabeza”, cuentan.
Sin embargo, las energías estaban puestas en la charla con el productor del futuro video sobre el tema “Me quema”. “Me quema mi amor sin ti”, canta Martín en el estribillo.
Sirte Tircco se formó en 2003 pero la idea surgió de la cabeza de su cantante en el 2001 después de aburrirse de tocar en bandas de rocanrol y acercarse a la murga y a las artes circenses.



En el 2007, después de presentarse por muchos lugares y superar algunos cambios en la formación, sale a la calle su primer disco “Revolviendo” que tiene un poco de reggae, ska, murga, folklore, candombe y hip hop con letras que hablan de giras, historias, amores y cuestiones sociales. Además, sobresale el cover de “Siguiendo la luna”, de los Fabulosos Cadillacs con invitados como Goy, Lucas, Gody y Piro, de Karamelo Santo.
Les toca a ellos. Sirte Tircco tiene vía libre en la sala y la banda suena potente, con mucha fuerza. Quien escribe se contiene porque es un invitado, pero las ganas de saltar un rato están a flor de piel. Suenan varios temas nuevos, ya tienen 15 listos y esperan hacer 6 ó 7 más para elegir. Pero el productor del video les pide que tocan varias veces “Me quema” y cada vez suena mejor, con más ganas.
“Estamos entregados a full con estos proyectos, laburando, ensayando, arreglando. Ojalá salga todo bien...”, se ríe Martín.
Al salir de la sala la lluvia ya no existe. La luna llena se roba todas las miradas. Si cada integrante dispondría de un deseo, en ese momento, terminar el vídeo y el disco serían recurrentes. Sin embargo, habrá que esperar hasta mitad de año. Mientras tanto hay que conformarse con seguir “Revolviendo” o escuchar, de tanto en tanto, algunos temas nuevos o ver videos en vivo en www.sirtetircco.com.ar

Darío Gunsberg