NECESIDAD EXPRESIVA
Lupe
Gehrenbeck es una de las autoras más representativas del teatro venezolano
contemporáneo y está
presentando en la argentina su
obra que se llama Gregor Mc
Gregor, Rey de los Mosquitos, los viernes a las 21hs en el Portón de Sánchez,
Sanchez de Bustamante 1034, la dramaturga dialogó con Baldosas Flojas sobre
cómo se acerco al teatro, la investigación para realizar el guión y la
tecnología.
Gregor Mc Gregor nació en Escocia pero murió en Venezuela,
convertido en héroe patrio luego de librar muchas batallas en la lucha por la
independencia de América.
En
sus andanzas tropicales se le hizo posible inventar un país, -en lo que ahora
es Nicaragua-, cuyas tierras y bondades vendió a muchos en Europa, embaucando
hasta a la mismísima Bolsa de Londres.
En
Inglaterra se lo menciona en los estudios de economía por sus rimbombantes
estafas; en Venezuela aparece en todos los libros de historia y son varias las
calles que llevan su nombre. En París fue preso en 1826,esta es su historia, la
historia de un gran sueño o la historia de una gran estafa, cada quien es libre
de juzgar según su entender: la victoria del vencedor tiene el mismo origen que
la derrota del vencido.
En la obra dirigida Lupe
Gehrenbeck que sale a escena los viernes a las 21hs en el Porton de Sanchez,
Sanchez de Bustamante 1034, se puede ver esta historia y sacar las conclusiones que a uno le parece. En
charla con Baldosas Flojas la dramaturga venezolana, nos contó sobre este
personaje de la historia, su idea de la obra y que puede generar el teatro.
¿Cómo y por qué se acercó al teatro?
El teatro no fue algo que decidí sino algo que surgió
en mi vida de forma natural y feliz, con el desarrollo de un aspecto esencial
de mi personalidad, una necesidad expresiva, que encontró un nicho en el
teatro. Quiero decir que hago teatro desde que me acuerdo. Siempre jugando
muñecas, cada muñeca tenía una voz, un estilo, unas maneras, una personalidad,
unos miedos y unas ambiciones. Siempre lista para disfrazarme de maestra,
vaquera, doctora, exploradora o detective... Sin embargo, desde pequeña lo que
estudiaba era música, y a los 15 años ya era violoncelista de la Orquesta
Nacional Juvenil. En ese entonces yo pensaba que la formación del artista debía
ser integral, que uno debía nutrirse de todas las disciplinas por extender las
posibilidades creativas. Fue así como a los 17 años, me inscribí en un taller
de actuación con José Ignacio Cabrujas que a los dos meses, me propuso un
protagónico con grandes figuras del teatro y la televisión. Estaba muy asustada
pero acepté. Y desde entonces, a pesar de que he estudiado todo tipo de cosas,
he trabajado en otras tantas, tratando de curarme, buscando una profesión “mas
seria y rentable”, nunca he podido dejar de hacer teatro. El teatro es mi
felicidad. Y la de todos los teatreros que conozco. Tanto que cuando pienso en
la gente que no hace teatro, me apenan.
¿Por qué se interesó por la
historia de Gregor Mc Gregor?
Antes que nada me interesó el hecho de que en esta
anécdota histórica, por una vez el estafador, malandro, el ilegal, era el
escocés y no el latinoamericano. Esa posibilidad reivindicativa me sedujo. Pero
sobre todo porque se trata de un historia suculenta que me permitía hablar
sobre un tema que me apasiona y que me parece inquietante, pues todos lo
padecemos pero nadie dice nada: la diferencias irreconciliables que hay entre
el viejo y el nuevo mundo. Diferencias que nos hieren a pesar de que somos
sangre mezclada: todo el mundo tiene un antepasado europeo, y muchos europeos
tienen descendencia en América. Pero son muchos los desencuentros y las malas
interpretaciones, incomprensiones, subestimaciones... Tal vez porque el viejo
mundo tiene mucho pasado con que cargar, y el nuevo mundo tiene mucho futuro y
todo por inventar.
¿La idea de la obra es
mostrar las dos versiones de la historia?
Mas que eso, la idea es mostrar que la historia
depende de quien la cuente. Que no hay una versión ni dos. Lo que es mentira
para unos puede ser verdad para otros y aun ser legítimo en ambos casos. De
todas formas, la historia que queda, la que se recuerda, la que podemos conseguir
en los libros está escrita desde el poder, mas no siempre desde la verdad. Por
eso no tomo partido, sino que ofrezco elementos de juicio como para que sea el
espectador el que juzgue, si lo que quiere es juzgar. La línea divisoria que
separa al estafador del soñador es muy delgada, cada quien es libre de decidir
cómo lo entiende. Esta obra es una invitación a revisar esas nociones éticas
enquistadas como seguras, que a veces nos alejan de la verdad de las cosas o
nos impiden descubrir nuevas maneras de ver.
¿Cómo fue la investigación del guión?
Con Internet las investigaciones se hacen a otra
velocidad, además de que puedes verdaderamente focalizarte en los aspectos que
te interesan. Escribes Poyais en Google y accedes a todo tipo de detalles sobre
las efemérides de Poyais, bandera, grabados, títulos de propiedad… ¡y ahí
empieza la diversión… ya comienzas a imaginar! Yo hasta conseguí un bono de la
deuda de Poyais, emitido por la Bolsa de Londres, a 120 libras. Dudé en
comprarlo y aun hoy me arrepiento, pues nunca mas lo volví a encontrar. También me fue fácil acceder a
escritos fundamentales como “Sketch of the Mosquito Shore: Including
the Territory of Poyais, Descriptive of the Country”. Thomas
Strangeways. London 1822. Y si no lo consigues en PDF, Internet tambieen
te facilita localizar y comprar el libro que necesites: “The Land That
Never Was: Sir Gregor MacGregor and the Most Audacious Fraud in History”. David Sinclair. London 2003.
¿Se piensa en el público a la hora de la
puesta en escena?
No a nivel consciente pero lograr conmover el público
es parte de la responsabilidad de todo creador. Pero no es pensando en el
público que le llegas al público. Sino siendo honesto, hablando desde el
corazón, porque como corazón tenemos todos, es así que sucede la
identificación.
¿Cuánto interés hay en Venezuela por el
teatro?
De parte de las autoridades culturales, poco. De parte
del público, mucho. Y hay muy buenos artistas haciendo muy buen teatro en este
momento.
¿En qué ayuda y
perjudica la tecnología al teatro?
La tecnología es una herramienta. Puede ser muy útil,
como lo es la música incidental, el vestuario histórico, la utilería, las luces
de colores… Pertenece a ese rango de cosas accesorias al teatro que le otorgan
mayor espesor. Pero no forma parte del contenido. El problema surge justamente
cuando se deposita todo el esfuerzo en producir un show tecnológico que
impresione, en detrimento del contenido. Es algo que está sucediendo con
frecuencia entre los puestistas de renombre, invitados a todos los festivales
internacionales: si bien impresiona la tecnología de sus espectáculos, te vas
con las manos vacías a tu casa al final de la función. Sin nada en que pensar,
aunque con imágenes insospechadas que recordar: bellas pero huecas.
¿Cree que a través del teatro se puede
generar consciencia o mostrar otra forma de vida?
Si algún arte puede generar consciencia o mostrar otra
forma de vida es el teatro. Porque el teatro es vida vivida sobre la escena,
¿qué puede ser más convincente que eso? Lo que sufren los personajes, lo padece
el público, sus logros, lo alivian, su felicidad, le muestra un camino. Creo
profundamente en las capacidades transformadoras del teatro.
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