miércoles, 28 de octubre de 2015

TEATRO: GREGOR MC GREGOR DE LUPE GEHRENBECK

NECESIDAD EXPRESIVA

Lupe Gehrenbeck es una de las autoras más representativas del teatro venezolano
contemporáneo y está
presentando en la argentina su
obra que se llama Gregor Mc Gregor, Rey de los Mosquitos, los viernes a las 21hs en el Portón de Sánchez, Sanchez de Bustamante 1034, la dramaturga dialogó con Baldosas Flojas sobre cómo se acerco al teatro, la investigación para realizar el guión y la tecnología.

Gregor Mc Gregor nació en Escocia pero murió en Venezuela, convertido en héroe patrio luego de librar muchas batallas en la lucha por la independencia de América. 
En sus andanzas tropicales se le hizo posible inventar un país, -en lo que ahora es Nicaragua-, cuyas tierras y bondades vendió a muchos en Europa, embaucando hasta a la mismísima Bolsa de Londres. 
En Inglaterra se lo menciona en los estudios de economía por sus rimbombantes estafas; en Venezuela aparece en todos los libros de historia y son varias las calles que llevan su nombre. En París fue preso en 1826,esta es su historia, la historia de un gran sueño o la historia de una gran estafa, cada quien es libre de juzgar según su entender: la victoria del vencedor tiene el mismo origen que la derrota del vencido. 
En la obra dirigida Lupe Gehrenbeck que sale a escena los viernes a las 21hs en el Porton de Sanchez, Sanchez de Bustamante 1034, se puede ver esta historia y  sacar las conclusiones que a uno le parece. En charla con Baldosas Flojas la dramaturga venezolana, nos contó sobre este personaje de la historia, su idea de la obra y que puede generar el teatro.
 ¿Cómo y por qué se acercó al teatro?
El teatro no fue algo que decidí sino algo que surgió en mi vida de forma natural y feliz, con el desarrollo de un aspecto esencial de mi personalidad, una necesidad expresiva, que encontró un nicho en el teatro. Quiero decir que hago teatro desde que me acuerdo. Siempre jugando muñecas, cada muñeca tenía una voz, un estilo, unas maneras, una personalidad, unos miedos y unas ambiciones. Siempre lista para disfrazarme de maestra, vaquera, doctora, exploradora o detective... Sin embargo, desde pequeña lo que estudiaba era música, y a los 15 años ya era violoncelista de la Orquesta Nacional Juvenil. En ese entonces yo pensaba que la formación del artista debía ser integral, que uno debía nutrirse de todas las disciplinas por extender las posibilidades creativas. Fue así como a los 17 años, me inscribí en un taller de actuación con José Ignacio Cabrujas que a los dos meses, me propuso un protagónico con grandes figuras del teatro y la televisión. Estaba muy asustada pero acepté. Y desde entonces, a pesar de que he estudiado todo tipo de cosas, he trabajado en otras tantas, tratando de curarme, buscando una profesión “mas seria y rentable”, nunca he podido dejar de hacer teatro. El teatro es mi felicidad. Y la de todos los teatreros que conozco. Tanto que cuando pienso en la gente que no hace teatro, me apenan.
 ¿Por qué se interesó por la historia de Gregor Mc Gregor?
Antes que nada me interesó el hecho de que en esta anécdota histórica, por una vez el estafador, malandro, el ilegal, era el escocés y no el latinoamericano. Esa posibilidad reivindicativa me sedujo. Pero sobre todo porque se trata de un historia suculenta que me permitía hablar sobre un tema que me apasiona y que me parece inquietante, pues todos lo padecemos pero nadie dice nada: la diferencias irreconciliables que hay entre el viejo y el nuevo mundo. Diferencias que nos hieren a pesar de que somos sangre mezclada: todo el mundo tiene un antepasado europeo, y muchos europeos tienen descendencia en América. Pero son muchos los desencuentros y las malas interpretaciones, incomprensiones, subestimaciones... Tal vez porque el viejo mundo tiene mucho pasado con que cargar, y el nuevo mundo tiene mucho futuro y todo por inventar.
 ¿La idea de la obra es mostrar las dos versiones de la historia?
Mas que eso, la idea es mostrar que la historia depende de quien la cuente. Que no hay una versión ni dos. Lo que es mentira para unos puede ser verdad para otros y aun ser legítimo en ambos casos. De todas formas, la historia que queda, la que se recuerda, la que podemos conseguir en los libros está escrita desde el poder, mas no siempre desde la verdad. Por eso no tomo partido, sino que ofrezco elementos de juicio como para que sea el espectador el que juzgue, si lo que quiere es juzgar. La línea divisoria que separa al estafador del soñador es muy delgada, cada quien es libre de decidir cómo lo entiende. Esta obra es una invitación a revisar esas nociones éticas enquistadas como seguras, que a veces nos alejan de la verdad de las cosas o nos impiden descubrir nuevas maneras de ver.
 ¿Cómo fue la investigación del guión?
Con Internet las investigaciones se hacen a otra velocidad, además de que puedes verdaderamente focalizarte en los aspectos que te interesan. Escribes Poyais en Google y accedes a todo tipo de detalles sobre las efemérides de Poyais, bandera, grabados, títulos de propiedad… ¡y ahí empieza la diversión… ya comienzas a imaginar! Yo hasta conseguí un bono de la deuda de Poyais, emitido por la Bolsa de Londres, a 120 libras. Dudé en comprarlo y aun hoy me arrepiento, pues nunca mas lo volví a encontrar. También me fue fácil acceder a escritos fundamentales como “Sketch of the Mosquito Shore: Including the Territory of Poyais, Descriptive of the Country”. Thomas Strangeways. London 1822. Y si no lo consigues en PDF, Internet tambieen te facilita localizar y comprar el libro que necesites: “The Land That Never Was: Sir Gregor MacGregor and the Most Audacious Fraud in History”. David Sinclair. London 2003.
 ¿Se piensa en el público a la hora de la puesta en escena?
No a nivel consciente pero lograr conmover el público es parte de la responsabilidad de todo creador. Pero no es pensando en el público que le llegas al público. Sino siendo honesto, hablando desde el corazón, porque como corazón tenemos todos, es así que sucede la identificación.
 ¿Cuánto interés hay en Venezuela por el teatro?
De parte de las autoridades culturales, poco. De parte del público, mucho. Y hay muy buenos artistas haciendo muy buen teatro en este momento.
¿En qué  ayuda y perjudica la tecnología al teatro?
La tecnología es una herramienta. Puede ser muy útil, como lo es la música incidental, el vestuario histórico, la utilería, las luces de colores… Pertenece a ese rango de cosas accesorias al teatro que le otorgan mayor espesor. Pero no forma parte del contenido. El problema surge justamente cuando se deposita todo el esfuerzo en producir un show tecnológico que impresione, en detrimento del contenido. Es algo que está sucediendo con frecuencia entre los puestistas de renombre, invitados a todos los festivales internacionales: si bien impresiona la tecnología de sus espectáculos, te vas con las manos vacías a tu casa al final de la función. Sin nada en que pensar, aunque con imágenes insospechadas que recordar: bellas pero huecas.
 ¿Cree que a través del teatro se puede generar consciencia o mostrar otra forma de vida?
Si algún arte puede generar consciencia o mostrar otra forma de vida es el teatro. Porque el teatro es vida vivida sobre la escena, ¿qué puede ser más convincente que eso? Lo que sufren los personajes, lo padece el público, sus logros, lo alivian, su felicidad, le muestra un camino. Creo profundamente en las capacidades transformadoras del teatro.



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