Monoparental es una obra de teatro que
trata sobre los vínculos de sangre, pero rompe con lo tradicional, la
misma sale a escena los viernes a las
21hs en Tadron Teatro Niceto Vega 4802,su director Gabriel Virtuoso habló con
Baldosas Flojas.
Desde las
películas, programas y medios nos demuestra que existe un estereotipo de
familia, pero en la realidad sabemos que cada uno es un mundo, en la obra
Monoparental demuestra que nada es normal y que todo es posible, un cura que es
judío, un hijo que es gay pero su madre va
a la marcha en contra del matrimonio igualitario y un padre que adopta
hijos pero duda de que quién es el padre de su nieto.
El director
de la obra, Gabriel Virtuoso, que sale a escena los viernes a las 21hs en el
teatro Tadron, Niceto Vega 4802, habló con Baldosas Flojas sobre la idea y de
cómo romper con lo preestablecido.
¿Cómo se te ocurrió esta obra y jugar con
estas cosas normalmente aceptadas?
La idea era
mostrar en una familia todas las variedades que podían aparecer y jugar con esa
idea de juntar en una misma obra distintas variedades que, puestas todas
juntas, pueden ser muy graciosas. Con la idea de trabajar sobre este concepto
de “qué es lo normal”, “quién define qué es lo normal” y cuál sería institución
familiar que, por ejemplo, la iglesia defiende, si existe o no.
Romper un poco con estructuras convencionales, ¿no?
Si, esta estructura convencional que es
sólo una idea, porque si te ponés a pensar, hoy por hoy, son pocas las familias
que tienen una estructura convencional. En general, lo más común en la
actualidad, son los padres separados, con hijos de otros matrimonios, esto es
lo que pasa cotidianamente. Entonces la idea y por sobre todo sobre el “quién
define la normalidad”, quién define que haya un padre y una madre y no un padre
y un padre o una madre y una madre. El enfoque de la obra está puesto en eso y
como está todo puesto en una sola casa, en un solo living, es una cosa bastante
graciosa de ver.
También la obra en si, rompe la estructura
lógica de una obra teatral…
Si, digamos
que la obra transcurre sobre dos conflictos que se van desarrollando. Uno que
tiene que ver con el tema de que esta familia tiene chiquitos adoptados que, como
no han sido adoptados sobre métodos muy legales, en cualquier momento puede
perderlos. Y otro conflicto que transcurre con la madre que va a la marcha del
matrimonio gay cuando en la familia no están de acuerdo. Pero a su vez aparecen
otros 6 ó 7 conflictos relacionados con los personajes: el hijo que está
enamorado de otro muchacho que no es gay, el abuelo que quiere dejar de ser
cura, y que en realidad no es abuelo de nadie, un hijo que es medio dark y que
está un poco cansado de la familia. Así que la obra desarrolla muchos pequeños
conflictos así que por ahí no se maneja con un solo conflicto que se va
desarrollando en toda la obra, es más una novela de una hora y cuarto que desarrolla varias líneas.
Es una obra además que abre cabezas y quita
este velo de hipocresía que hay sobre la sociedad, ¿no?
Me parece
que la obra al no ser tan estructurada y clásica, presta a que cada uno
desarrolle su visión sobre ella. Siempre girando en torno a la familia y a esto
de “quién define que es lo normal”, “hay una normalidad?”.
¿Creés que a través del teatro se puede
generar conciencia y se puede romper con esta estructura que hace que se nos presente todo previamente
masticado?
Es un tema
complejo, yo no sé si el teatro genera conciencia, creo que el teatro puede
generar impactos en determinadas cabezas, a veces en una a veces en cientos.
Pasa que hay muchos tipos de teatro, hay algunos que son complacientes y no les
interesa esto, hay otros que reproducen económicamente situaciones que conocen
para que la gente vaya a ver lo conocido. Nosotros tratamos de hacer un teatro
que, en principio, tenemos ganas de hacer y que además nos haga reflexionar,
primero a nosotros mismos, por sobre todas las cosas, primero la práctica
propia, “yo hago un teatro que me hace pensar a mi”, después si eso, compartido
con el espectador, funciona como multiplicador, “fenómeno”, se cierra el
círculo virtuoso. Pero si no pasa, no pasa, no es un efecto tampoco que se
pueda analizar, entonces me parece que el teatro tiene esa impronta tal que tiene que ver con el momento en que se
está haciendo y con el público que te está viendo y con la máquina que se forma
entre la dramaturgia, el actor, el público, en ese día, momento y circunstancia
que es absolutamente inmanejable. Pretender que el teatro abra cabezas es una
pretensión, nada más. Después lo que pasa es inmanejable, gracias a Dios porque
es lo más divertido del teatro.
El teatro
es “el hecho vivo”, cuando uno actúa se da cuenta de que cada función es
distinta y que mucho tiene que ver con la máquina que se armó con esos
espectadores que no hablan, pero que participan notablemente del hecho teatral.
Es notable que, de una función a otra, siendo los mismos actores, la misma
letra, no pasa lo mismo. Nuestra idea, en principio, es que el teatro nos haga
pensar a nosotros, y después si al público lo hace pensar, es fantástico.
Monoparental sale a escena los viernes
20:30hs en teatro Tadron Niceto vega 4802