CURIOSIDAD
Y CREATIVIDAD
Analía Fedra Garcia es directora que
actualmente tiene en cartel tres obras, “Las Patas en Las Fuentes”, sobre el poema de Leónidas Lamborghini, protagonizada por Osmar Nuñez, “Camaradería”, en base a Los Camaradas de Strindberg con la actuación de Walter Quiroz y a su vez, estará poniendo en escena la propuesta “El Tiempo Abundante de la Noche”, sobre diferentes textos poéticos nacionales, desempeñadas por Ingrid Pelicori y Osmar Nuñez , en charla con Baldosas
Flojas, la dramaturga nos contó sobre cómo
se acercó al teatro, la temática de los espectáculos y si se piensa en el
público a la hora de pensar un espectáculo.
Camadería sale a escena los sábado a las 23hs en el Portón de Sanchez, Sanchez de
Bustamante 1034, y es una nueva
propuesta que aborda la temática de los egos de poder al interior de una
pareja. La dominación de un sobre el otro, la posibilidad concreta de tener los
mismos roles al interior de la relación, la competencia y el manejo del dinero.
¿Es posible una paridad real en el amor? ¿Cómo es estar juntos? ¿Estamos
dispuestos realmente a considerarnos iguales en oportunidades y talentos?
Las patas en las fuentes se puede ver los domingos 16, 23 y 30 de agosto en el Centro
Cultural de la Cooperación, Av Corrientes 1543 a las 20hs. En la obra se despliega el itinerario del solicitante
descolocado por la ciudad, intentando entender quiénes
somos y qué nos pasa. Es un desconcertado, un matrero, testigo y
protagonista al mismo tiempo. Un antihéroe en el que se mezclan las voces de la
historia, del peronismo, de los poetas, del tango, del sentido común y del
fútbol. En palabras de su autor: “El solicitante empieza pidiendo trabajo y
termina pidiéndolo todo, hasta la salvación en la vida eterna. ¿Pero todo
hombre, toda criatura humana no es un solicitante infinito, no es en esencia un
Solicitante?”
El
tiempo abundante de la noche subirá a las tablas viernes 21 y
sábado 22 a las 20hs y el domingo 23 de
agosto a las 19.30hs con entrada gratuita en el teatro Nacional Cervantes, Avenida Córdoba 1155. Cuando el telón se corre el azar crea un teatro
de poetas. Lo habitan el público, los actores, las voces, las palabras, las
preguntas sobre la existencia y la muerte. Desaparecemos del mundo cotidiano y
nos entregamos a las corrientes, a las que el azar nos arroja.
Tres obras de teatro,
tres temas bien distintos pero tienen en común su directora, Analía Fedra
Garcia, que en charla con Baldosas Flojas nos contó por qué estudió actuación ,
las obras que la marcaron, el peronismo, el amor y la mezcla de la poesía y el teatro.
¿Cómo
te acercaste al teatro y a la dirección?
Siempre tuve un acercamiento a lo artístico
desde chica, aunque lo primero que hice fue estudiar música. Recién a los 23 años,
empecé a estudiar actuación en Andamio 90. Luego seguí estudiando con Juan
Carlos Gené y cuando asistía a sus clases de actuación podía asistir al
seminario de dirección como oyente o si algún director necesitaba actores podías
participar como actriz en su proyecto. Estudiar dirección fue una manera de
ampliar el estudio de teatro, fue más por curiosidad, que por vocación de
directora. Sabía que quería dedicarme por completo al teatro, pero el placer de
la dirección lo fui descubriendo de a poco.
¿Qué obras te marcaron?
De chica, la primera obra que recuerdo es “El
imaginario” de Hugo Midón. Volví a mi casa y me puse a jugar con el cucharón
mientras cantaba y bailaba la canción. Después, “Madre coraje” de Brecht, con
Cipe Lincovsky en el Teatro Cervantes. Viendo esa función tuve la sensación
fuerte de que quería hacer teatro.
¿De
qué se trata Camadería?
Camaradería es la historia de una pareja y
dos merodeadores. Se plantean dos temas: la competencia profesional y el manejo del dinero dentro de la pareja. Se
muestran diferentes modos en los que uno intenta dominar al otro son relaciones
dinámicas. Una lucha de poder, que es en definitiva una lucha en vano, porque
en tanto una pareja lucha por dominar al otro, lo que se destruye es el amor.
El poder, la ambición y la vida social pueden cambiar o romper una
pareja
Lo que se devela un poco en la obra, es la
distancia entre el discursos y la
acción. Y quizá eso es lo que produce rupturas en la pareja. Descubrir en el
otro a partir de algún hecho particular,
que quien creíamos amar es diametralmente diferente. O bien que ya no nos
sentimos unidos ni afines, que buscamos caminos diferentes. Las relaciones
humanas son frágiles y en cualquier momento podemos cambiar nosotros o el otro o una situación desnuda lo que no
estaba velado a simple vista.
¿Cuándo
y por qué pensaste Las patas en las fuentes?
Hace bastante que vengo leyendo textos de Leónidas Lamborghini. Me
fascina. Y particularmente en “Las patas
en las fuentes” encontré que tenía potencia dramática, porque el poema tiene un
sujeto dramático: el solicitante descolocado. Es un poema, que puede plantearse
como un monólogo. Un hombre atravesado por diferentes voces: las de la historia, las situaciones cotidianas
con sus frases hechas, su propia vida, sus búsquedas, anhelos, preguntas... El
poema va marcando el recorrido de un hombre, que mientras atraviesa la ciudad,
se hace preguntas, desde las más concretas hasta las existenciales.
¿Se
puede explicar el peronismo desde lo cultural?
El arte abre preguntas. Y creo que
Lamborghini, en relación al peronismo, también se preguntaba ¿Qué es ser
peronista? Lo que más me atrae de él es que no baja línea, sino que se
cuestiona a sí mismo y a los otros. El solicitante descolocado duda cada vez
más de todo y se lanza a esa búsqueda incesante por encontrar respuestas. La
obra va un paso más allá y trasciende lo ideológico.
¿Cómo
surgió el tiempo abundante de la noche?
El tiempo abundante de la noche surge a
partir de la convocatoria de Gabriel Cosoy en el Teatro Nacional Cervantes para
participar de un ciclo de poesía argentina en escena. Es un ciclo en la sala
Trinidad Guevara, en el cual a cada director/a nos asignaron una serie de
poemas centrados en una temática. En mi caso, lo que aúna a los poemas son las
“figuras existenciales”. Y a partir de esos poemas la propuesta es elaborar una
dramaturgia y una puesta en escena.
¿Qué
provoca la mezcla de la poesía y el teatro?
La poesía piensa en imágenes y el teatro
permite a través del actor corporizar las imágenes y al mismo tiempo suscitarlas
en el espectador. La mezcla te permite plantearte muchas posibilidades para
poner a prueba en los ensayos. Trabajás con un texto que no fue creado para la
puesta en escena, entonces la búsqueda de la teatralidad es un gran desafío.
¿Se
piensa en el público a la hora de pensar un espectáculo?
Sí. A mí me gusta pensar que el teatro es una
manera de encontrarnos todos: un texto, un autor, los actores, la propuesta de
la dirección, el público. Los directores somos una especie de anfitriones. Ponemos
cuestiones en común. Invitamos al público a una experiencia fuera del orden de
lo cotidiano y lo que se da en ese
encuentro y en cada una de las funciones no es ni previsible ni repetible. Esa
sigue siendo la fuerza de lo teatral, su potencia.
Cree
que a través del teatro se puede generar consciencia o mostrar otra forma de
vida.
El hecho teatral es en sí mismo distintivo de
otras formas de vida. Es un trabajo creativo y en equipo. Todos necesitamos de
todos. La conciencia grupal está presente en cualquier espectáculo al que
asistas. Es un ejercicio diario de las relaciones entre las personas. Tenemos
una tarea en común, que es la construcción de un proyecto y cada uno desde su rol aporta su trabajo. Yo
me siento una privilegiada de poder vivir de lo que amo y de cada encuentro con
todos los que integran un grupo, aprendo cada día. De las peleas, los
encuentros, las coincidencias y las vivencias compartidas.
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