MAQUINARIA
DESESTABILIZADORA A LO
IMPUESTO
Horror Vacui es una obra que
trata sobre cómo se escribe la historia en la argentina y se puede ver los
domingos 20:30hs en el teatro Beckett,Guardia Vieja 3556, su directora,
Fiorella De Giacomi, dialogó con Baldosas Flojas sobre cómo fue la realización
del texto, la puesta en escena, el público
y la relación de la sociedad con sus dirigentes.
En un
vetusto archivo de la memoria, el expediente demorado durante años de Juan
Manuel de Rosas es expuesto. Un grupo de actores-empleados es encargado de
persuadirlo para recrear escenas emblemáticas de su vida con el fin de juzgar
sus actos. Pero el archivo está derruido por el paso del tiempo, la tinta
debilitada y los documentos alterados. “Horror Vacui” es una pieza sobre cómo
se construye la historia argentina y también sobre la imposibilidad de esa
reconstrucción. Relacionado con aquellos
próceres olvidados o que aún moran en el limbo histórico de la memoria oficial.
Rosas ya no restaura, recompone, Rosas costurero, reconstruye a puntadas la
tragedia que intentará sondear ese tajo formidable en la memoria colectiva de
un pueblo.
Horror
Vacui sale a escena los domingos a las 20:30hs en el teatro Beckett, Guardia
Vieja 3556, su directora, Fiorella De Giacomi, dialogó con Baldosas Flojas y
nos contó el miedo al vacío de la
memoria, lo que marcó Juan Manuel de Rosas en la cultura del país, la tecnología y lo que puede ayudar el
teatro a generar consciencia.
¿Cómo
surgió ocurrió la obra?
Hace unos años
llegó hasta mí una novela gigante, por su tamaño poético e histórico, de
Enrique Molina “Una sombra donde sueña Camila O´gormann” Desde entonces el
camino ha sido habitar un sueño, en el sentido más amplio y diverso que tiene
esa palabra. La novela está plagada de poesía y de imágenes que levantan
vuelo por sí mismas y no por levedad o levitación sino por agite desenfrenado
de metáfora.
Mientras escribía
algunas escenas en relación a la novela, nuestro grupo conformado por teatreros
aficionados a las creaciones colectivas al que algunos conocen como “Harto
Amarillo” luego de un pequeño impase en sus casi diez años de
trabajo continuo decidía volver a trabajar junto. Primero se hacían
reuniones donde se debatían los materiales y cuestiones históricas. Luego una
improvisación sobre algunas propuestas de mundo. A continuación vino, un tiempo
de escritura en el taller de Alejandro Tantanián dentro del marco de la EMAD, y
más tarde en su taller particular.La versión final del texto se construyó
homologando la estructura de la Tragedia Griega que me permitió dividir las
situaciones históricas en “Episodios”
bajo un código de tragedia pop comandado por el personaje de “la coro” que con
“apartes” a público cantados logra, a
la vez, progresión dramática y buenas
dosis de música y poesía.
¿Por
qué tocan la forma que tiene la argentina de reconstruir su historia?
“Horror Vacui” es
una expresión del latín que literalmente significa “Tenerle miedo al vacío”. Trabajar
sobre ese concepto también me llevó a pensar en mi propio miedo al
vaciamiento literal y concreto, el vaciamiento de la memoria personal y de la del
pueblo. Si algo había quedado grabado en mi memoria del colegio primario
plagado de sus manuales de historia y de sus revistas Billiken es que hay que
estudiar “La historia” para no volver a cometer los mismo errores del pasado en
el presente. Pero varios años después me encontraría pensando cuáles son esos
errores y quien nos contó la historia. Hablar de hechos históricos en mis obras
es una forma de pensar en acción y a la vez una lucha contra ese vaciamiento de
nuestra memoria colectiva.
¿Cuánto
marco Rosas en la historia y dejo en la cultura o idiosincrasia de la sociedad?
Es una invitación irrechazable el diálogo con
aquellos seres que poblaron la construcción de un múltiple fundamento, como lo
es una patria, pero que, a su vez, radican su presencia –a gusto de unos, a
fastidio de otros- en el imaginario de un pueblo que está muy lejos de embarcar
al Restaurador a un destino de biografía tallada en piedra.
“Horror Vacui” es una obra
antes que histórica: historiográfica. La pregunta que ordena el devenir de las
escenas no surge desde un lugar reivindicador o acusatorio de la figura de Juan
Manuel de Rosas (sin esto excusar a la obra de opinar sobre la historia de
tamaño personaje de la Historia Nacional) sino que su eje está corrido hacia,
más bien, el problema sobre el modo en
el que la historia se construye y se reproduce. Y esta también es la búsqueda
estética que propone la puesta en escena.
Supongo que esa es la cuestión que intenta
responderse a cada instante la obra y así como no vale la pena explicar un
chiste o desnudar una metáfora, de la misa manera queda resonando en el
espectador a la salida de la obra. (Para todo lo demás… existe el dios google)
¿Puede
juzgar la sociedad los actos de los dirigentes de anteaño?
Horror Vacui no juega con el tiempo, no chicanea al
patriarca vistiéndolo de modista –aunque lo parezca o padezca- u objeto de una
instalación ficticia o extranjera; no recurre al lugar común del diálogo imaginario
entre dos hombres de su época como recurso dramático del poder que entiende a
la historia en clave de registro turístico o anecdótico de la memoria. Horror
Vacui funciona como una maquinaria desestabilizadora a lo aparentemente
impuesto por gracia de una educación sistemática de la desaparición del
pensamiento propio.
Rosas es interpelado, ya no a través de un pensamiento lógico,
plano, articulado con las consignas enciclopédicas, sino desde una comprensión
poética de ver el mundo, de una defensa de amor, que toma a su favor cada cosa
de la tierra, sin importar su época ni destino, ni si está salvo o condenado.
Entonces, Rosas se debate ante una universalidad de elementos que cobran
autoridad como interpeladores en el mismo momento que fecundan otra realidad.
Si
tuvieran que comparar la obra con una comida, un deporte, un lugar, un color,
un momento, un artefacto, etc. ¿Con que lo harían?
No sé si eso sea posible, pero el apareamiento
fantástico de todos esos elementos daría como resultado algo así como… “Helado de carne hípico pampeano tornasol de
la confederación del fratacho con ruedas” (en fin…)
¿Se
piensa en el público a la hora de la puesta en escena?
La pieza propone por un lado reflexionar sobre
la forma en la que se construye la historia. Por otro lado intenta en su mezcla
de géneros, en el ritmo, en su vertiginosa sucesión de situaciones y personajes
y a través de la música entre-tener, en el sentido de “tener entre” al
espectador, captar su atención y disolver su percepción del tiempo y del
espacio real en el tiempo y espacio que propone la obra. Así mismo la obra
intenta recuperar ciertos acontecimientos de la historia argentina y ponerlos a
convivir como en un caleidoscopio.
¿Adónde
y a quien le gustaría mostrar la obra?
Horror Vacui acerca al
espectadoruna posibilidad de recorrer y reformular algunas miradas sobre la
historia argentina, y en ese sentido dialoga con lo popular y las costumbres de
un pueblo.Está compuesta por múltiples referencias al ser argentino.
Plantea en cada escena una posible empatía simbólica y a partir de allí una
posible reflexión acerca de nuestra identidad. Dialoga con materiales de
escritores, poetas y dramaturgos argentinos y propone una mirada original sobre
algunos de los grandes temas. Creemos que Horror Vacui es una pieza con grandes
posibilidades de trascender fronteras porque plantea un compromiso claro al
mismo tiempo con la memoria y la ficción.
¿Ayuda
la tecnología a difundir o beneficia a quedarse en casa?
Es paradójico pero la
tecnología hoy por hoy es una herramienta de difusión a la vez que beneficia la comodidad de
quedarse en casa. Pero si la avidez de
ficción es apaciguada por la pantalla… ¿Que le queda al teatro que, a su vez,
crece en Buenos Aires como la hiedra?
Quizá el problema no
radique en el hecho de salir o no de casa ya que la gente sale de su casa, por
ejemplo, para ir al cine. Los otros días leí que alguien posteó en fb “Si el
cine sigue perfeccionando sus técnicas de 3D va terminar inventando el teatro”
Entonces aunque sean experiencias radicalmente diferentes pareceríaser que uno
se está haciendo cargo de cubriruna necesidad que no llega a cubrir el otro y en
ese punto surgealgún tipo de competencia. ¿Forma y contenido? Pienso que hay
que recuperar y formar espectadores de teatro. Y la única forma de hacerlo es desde el teatro.Desde su forma y también
desde su contenido. El teatro debe recuperar capacidad de provocación y a su
vez todo aquello que siempre poseyó de híbrido, todo aquello que por gracia de
una herencia de años de teatro psicológico le fue quitado del musical, del
circo, del ritual y del humor.
¿Creen
que a través de una obra de teatro se puede generar consciencia o mostrar otra
forma de vida?
Hoy en día apostar a un hecho colectivo en lugar de hacerlo a
uno individual es un acto revolucionario, por oposición al capitalismo, al
individualismo o a lo que sea que nos toca vivir y que no nos conforma.Pensamos
que un posible revisionismo teatral debería reivindicar a un tipo de actor que
ya no es más el empleado de un sistema de representación sino el hacedor y
portador de su propio discurso escénico. En esa búsqueda confluye el equipo
artístico y el equipo técnico que conforman Horror Vacui. En el camino nos
hacemos muchas preguntas, pero como dice Ricardo Monti, lo único que sabemos es
que…
“Alguien
abrió un tajo formidable en la naturaleza, que fuimos expulsados para siempre
del paraíso y que por el camino por el que vamos, aunque no sabemos a dónde vamos
ya no se puede retroceder”
También sabemos que lo que no podemos perder de vista es que
nuestra única artillería es la ficción. No por nada artillería es arte, cuerpo,
arma. Quizá la ficción sea el arma de nuestro tiempo. Creemos ante todo que la
ficción es un fenómeno estético, con un lenguaje preciso donde confluyen
fuerzas contradictorias, entre ellas la política o el caos. Muchas veces se
pone por encima de todo una ideología dando como resultado obras sin el vigor
necesario como para emocionar y asombrar con imágenes elaboradas de nuestras
alegrías y tristezas cotidianas. En ese sentido, para nosotros, el teatro se
parece más a un sueño y solamente como tal tiene importancia su lenguaje para
quienes lo ven.
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