OBSESIÓN Y FORTALEZA
Soave editó su primer novela que se llama Pobre Mariposa que
trata de cuatro generaciones de mujeres unidas por el parentesco y el destino,
su autora dialogó con Baldosas Flojas y nos contó cómo se acercó a la
literatura, los libros que la marcaron y la forma que tiene la escritura a los jóvenes.
“Mi bisabuela se llamaba Remedios y tuvo una
historia turbia, empiezo a leer en uno de los cuadernos de Celina. Su
familia vivía en el barrio de San Telmo, cerca de la iglesia que levantaba sus
torres rojizas y sus campanarios ya descascarados por ese entonces. Su madre
había recibido, como herencia y de por vida, una invalidez de la cintura para
abajo y sólo podía moverse o arrastrarse de la cama a un sillón vetusto, y de
allí a la cama, según contaban.
Nunca se había casado con el padre de mi
bisabuela Remedios, pero ellos juraban que sí habían contraído matrimonio en la
iglesia de San Pedro Telmo.”
Este
fragmento es de la novela Pobre Mariposa de la socióloga y escritora Mónica
Soave que cuenta el destino de cuatro generaciones de mujeres unidas por el
parentesco y su “mala” fortuna en el amor. En charla con Baldosas Flojas la autora
cuenta sobre el libro, cómo se acerco a la literatura, la ventaja de la tecnología
y lo importante de la imaginación.
¿Cómo se acercó a la literatura?
En la
casa de mi infancia había bibliotecas en todas partes y mis padres eran ávidos
lectores. Para mí, el mejor regalo era la revista Selecciones escolares y, luego, las colecciones de libros que mi
papá me traía y que yo leía en el patio. Leía sin orden pero mucho y esto me
permitía entrar a otros mundos, a otras realidades.
¿Qué libros la marcaron y la “ayudaron” a escribir?
Aunque
escribía desde muy chica (no me recuerdo sin escribir) creo que lo que más
influyó en mí fue el Boom latinoamericano
de los años 60: El reino de este mundo
de Carpentier, Pedro Páramo de Rulfo,
el Vargas Llosa de Conversación en la
catedral, claro que también García Márquez y Borges. Pero leer el cuento La continuidad de los parques de
Cortázar me lanzó, literalmente, a la escritura.
¿De qué se trata Pobre Mariposa?
Las primeras líneas de lo que hoy es Pobre mariposa las escribí en el año 2000
por lo que estuve trabajando catorce años en esa novela. Soy un tanto obsesiva,
como verán, y para nada ansiosa en el momento de publicar.
El texto tiene dos frentes. Por un lado, es
la historia de cuatro mujeres de diferentes generaciones en Buenos Aires (el
tema de la inmigración aparece también aquí), unidas por lazos de parentesco y,
además, porque las cuatro parecen tener un destino común y marcado: la soledad
después de sus hombres, el abandono pero, también, una extrema fortaleza. Por
otro lado, la acción se desarrolla en la ciudad de Riga, en el presente y en un
pasado que se vislumbra en los capítulos finales y que cierra, como en un
círculo- o, al menos, eso es lo que intenté hacer- ambos frentes.
Lo que ha quedado escrito y que se transmite a
través de unos cuadernos que uno de los personajes debe leer y analizar,
permite el diálogo entre estas mujeres y la reconstrucción de una historia que,
en un comienzo, se presenta fragmentada como en un mosaico.
¿Cuánto de paisaje externo e interno hay en la
novela?
Es
bastante difícil que nuestro propio paisaje interno no se deslice en la
escritura. Yo diría que hay un 50 por ciento de cada uno.
¿Cree que los lugares que transita cada persona,
marcan su estilo de vida y sus tiempos?
Seguramente.
Los lugares por los que uno va andando te moldean, te educan, te modifican, te
suman experiencias y marcan también tus tiempos.
¿Cómo se puede hacer para que los jóvenes se
acerquen a la literatura?
Generando
curiosidad, buscando elementos que contrarresten el menú de ofertas
tecnológicas que tienen a su disposición. Acercándoles buena literatura, temas
que sean de su interés, que estén bien encarados, con los que puedan sentirse
identificados pero, sobre todo, que les ofrezcan placer y pasión.
¿En qué ayuda y perjudica la tecnología al arte?
Indudablemente,
la tecnología hace más fácil el ingreso al mundo del arte (o a cualquier otro).
Es posible recorrer museos virtualmente, leer libros, investigar, encadenar
datos. Lo importante es generar el deseo de hacerlo.
¿Cree que a través de la literatura se puede
generar conciencia o mostrar otra forma de vida?
La
imaginación ofrece, sin lugar a dudas, distintas alternativas para el cambio y
la literatura es un arma importantísima para acompañar esos cambios y generar
conciencia. Con ella existe la posibilidad de encontrar otros modos de vivir y
otras culturas, de “espiar” a través de diferentes ventanas que, seguramente,
van a enriquecernos.
Muy buena nota. Las ideas de la autora son de una claridad supina
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