VIDAS CONTADAS EN PRIMERA
PERSONA
En el libro Generación Calle
la asistente social, Inés
María Correa, que trabaja desde los años
setenta con menores, narra las jóvenes vidas que no le importan a nadie: ni al
Estado, ni a sus familias, ni siquiera a ellos mismos. Son los llamados
"chicos de la calle", niños que nacieron, viven y trabajan en las
calles de las grandes ciudades. Su autora dialogó con Baldosas Flojas con la
autora y nos contó sobre como toma consciencia la sociedad, la educación y la
que puede aportar el arte a cambiar la realidad.
Generación
calle es un libro que muestra el retrato sensible y descarnado de una
generación nacida y criada en la calle. Sus historias, donde se combinan en
partes siempre cambiantes la ternura y el peligro, son la consecuencia de
décadas de políticas de ajuste, desempleo y crecimiento descontrolado del
consumo de drogas. Además hijos y nietos a su
vez de otros ex niños en situación de calle, ya conforman una tercera
generación que se va naturalizando dentro del paisaje urbano como una herida
abierta que no cicatriza. Su autora, Inés María Correa, dialogó con
Baldosas Flojas sobre lo que sorprendió con esta experiencia, las historias y
la forma de construir las soluciones.
¿De qué se trata Generación
calle?
Generación Calle es un
libro con historias de vida de chicos y chicas que crecieron en la calle o
fueron abandonados de pequeños. Lo característico de este libro es que la vida
de ellos está contada en primera persona.
¿A través de la consciencia
la sociedad puede ayudar para cambiar la realidad?
La
sociedad en sí misma es la que cambia la realidad. Con los gestos, eligiendo su
propia historia. Por eso, el hecho mismo de dejar de invisibilizar a estos
chicos que deambulan por las calles ya es un paso importante. Luego, además por
supuesto de que la gente común pase por al lado de uno de estos chicos y no se
aleje, sino que se pueda acercar y lograr un vínculo, el Estado es el verdadero
responsable, es quien debe estar presente para atenderlos y cubrirles sus
necesidades además de abordar técnicamente el fenómeno como algo de lo cual es
su deber primordial.
¿Qué soluciones puede
implementar el estado para generar el cambio y no haya chicos en la calle?
En realidad respondería primero que soluciones como algo mágico,
no hay. Al Estado hay que exigirles Programas de atención y abordaje a los
chicos donde haya profesionales idóneos que entiendan la problemática con todo
lo que ello exige. Esto quiere decir, operadores que se acerquen a ellos,
generen un vínculo, profesionales que entiendan y evalúen las necesidades de los
chicos, y sí se promueva un censo para saber a qué población se va a atender.
Si bien muchas de estas cosas se hicieron, actualmente no existen programas
globales y que entiendan en el tema.
¿Hay una normalidad de ver
a los chicos en la calle y no participar?
En general verlos en la calle duele tanto que se tiende a ni siquiera
registrarlos. Aunque cuando se los ve hay dos tipos de reacciones más comunes,
condolerse y darles una limosna o rechazarlos y no querer que se acerquen. En
esta tercer generación sí podemos hablar de un mayor deterioro por el consumo
de distintas sustancias o la mezcla de ellas. Al mismo tiempo puede comprobarse
que desde hace varios años a esta parte pareciera que hubo un corrimiento por
parte del estado para atender estas cuestiones.
Se puede analizar la
educación desde un lugar formal pero también lugares informales para ayudar a
la inserción social.
La educación es fundamental, porque si es que una niña/niño
empieza a salir a la calle desde que va al jardín de infantes ya sea
acompañando a sus padres en busca de sustento como porque empieza a ser expulsado
de su hogar, la escuela es quien debiera ser la primera institución que
detectara esa situación y ya comenzarían a funcionar los engranajes para
ayudarlos. Si bien en algunos casos esto existe, se da en casos aislados.
¿Con qué se sorprendió a la
hora de la investigación?
En realidad este libro no se trata de una investigación sino de mi
experiencia de trabajo con chicos en situación de vulnerabilidad social y lo
que contienen sus páginas son sus propias vidas.
¿Cree qué través del arte
se puede generar consciencia?
Creo que siempre el arte genera consciencia ya que es de por sí
trascendente, y la mayoría de las veces el alma se expresa a través del arte.
Con lo cual, entendiendo también que el hombre en su espíritu es bondadoso, la
expresión del arte une a lo mejor de las personas.
Aquí, me gustaría expresar que el arte puede generar consciencia
porque se muestra o se hace oir algo espiritual, pero también es importante integrar
a las chicas y chicos en situación de vulnerabilidad como potenciales artistas ya
que con esto se los puede dignificar haciéndolos a ellos autores de sus obras.
Sí que para responder a la pregunta, absolutamente.
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