LO QUE SOMOS Y CREEMOS SER
Flor
Canosa narradora y guionista, editó su primera novela que se llama Lolas que
cuenta sobre una mujer divorciada que entra en crisis existencial y busca
amores light y relaciones por internet. En charla con Baldosas Flojas la autora
nos cuenta cómo se acercó a la literatura, el sexo, los tabúes y cómo surgió la idea del libro.
Julia es una
mujer divorciada, y debe devolverle a su marido los implantes de su lolas o la
plata de las mismas, además habla mal de
algunos hombres, de otras mujeres y de sí misma. Expone sus ideas acerca del
amor, y conoce también sobre el buen sexo y el mal sexo. Y en sus momentos más
lúcidos, como en aquellas infames comedias hollywoodenses, puede comparar sus
mortificaciones diarias con el camino del héroe en las historias de fantasía.
Lola el libro escrito por Flor Canosa trata sobre esto y su autora
dialogó con Baldosas Flojas sobre la superficialidad de los temas, las nuevas
formas de encontrar pareja, su forma de escribir y cómo se pueden acercar los jóvenes
a la literatura.
¿Cómo te acercaste a la literatura?
Viví
toda mi infancia rodeada de libros. Había miles en la biblioteca familiar. Mi
mamá tenía su pila en la mesa de luz, para ir terminando cada noche antes de
dormir. No tenía remedio, estaba cercada. Mi papá escribía, mi hermana escribía
y yo pensaba: si hay tantos libros, alguien tiene que crearlos.
¿Qué libros te marcaron para volcarte a escribir?
Todos
los que me gustaron alguna vez. Y todos los que odié también, porque quizás sea
como una suerte de venganza el hecho de escribir mis propias historias.
Entonces sería algo así como que hay autores que me encantaría copiar y a otras
a quienes pretendo insultar desde mi literatura… es un chiste. Creo que no hubo
un libro en particular, sino todo el grueso del universo literario en general
que me empujó a esto.
¿De qué se trata Lolas?
Lolas
es la historia de Julia, divorciada hace tres años, a quien su ex marido
vengativo le manda un abogado para que le devuelva un bien que está a su
nombre: sus implantes mamarios. Le da un mes de plazo para devolverle el dinero
invertido en ellos o esos implantes que lleva puestos. Como Julia no es
solvente, se las tiene que ingeniar para conservar lo que ella cree que es su
única posesión importante en la vida. Esa es la trama, pero en realidad el
libro habla sobre las relaciones, sobre la soledad y sobre la delgada línea
entre quienes creemos que somos y quienes somos en realidad.
¿Se puede escribir sobre sexo sin los tabúes que
tiene la sociedad?
Creo
que los tabúes ya no están tan arraigados como antes y menos para la
literatura. La novela erótica y sexual existe desde el principio de los
tiempos. Y ahora, justamente hay un auge de las novelas eróticas, algunas más interesantes
que otras. E incluso creo que la banalización del sexo y la extrema sexualización desde la televisión
aportan para que el universo de la literatura que habla sobre sexo se vuelva un
territorio más interesante, porque apela a la imaginación y la fantasía, algo
que ya no existe desde otros medios.
¿Cuánto cree que se puedo hoy hablar de sexo con
las familias o amigas sin que sea superficial y sin humor?
Depende
de la familia y los amigos. No nos sentimos cómodos hablando de sexo con
cualquier integrante de nuestra familia. Y sería raro… Tiene más que ver con la
mentalidad de cada uno, la apertura mental y el grado de confianza. Pero, de
todas formas, considero que se ha avanzado mucho en el tema y se volvió más
natural. El sexo hay que hablarlo con humor y hacerlo con humor, porque si no
divierte, ¿el propósito sería la continuidad de la especie? Si no me puedo reír
antes, después e incluso durante, sería un mero acto fisiológico, como ir al
baño y leer el diario. Ojo, hablo de reírme en conjunto con mi pareja, porque
si no ¡es como que me estoy riendo de él!
¿Hay un amor light y pasajero? ¿Cómo sería?
Todo
amor es light y pasajero hasta que se demuestre lo contrario. El amor es una
construcción de a dos, aunque lo queramos ver como “un rayo que te parte los
huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”, como escribió Cortázar. Si
me parte los huesos a mí sola (como ya me ha pasado) es una paliza, no un
romance.
¿Cuánto influye la tecnología para que las cosas
sean rápidas y no permanentes?
Creo
que influye para que las cosas sean más fáciles, para que las conquistas no nos
den tanto trabajo como antes. La permanencia no depende de la tecnología sino
de los sentimientos y de los valores. Conocerse en Facebook o una página de
citas o incluso Tinder no significa forzosamente que sigamos intentando conocer
gente por ese medio. Lo importante sigue siendo la conexión (no a internet,
sino entre personas) y el grado de compromiso. Los que hacían casamientos arreglados,
los que no podían separarse, los que se quedaban juntos para no romper la
familia, no estaban en una relación permanente, estaban simplemente atrapados
físicamente.
¿Se piensa en el lector a la hora de escribir la
novela?
Antes
no pensaba tanto, ahora sí. Pero no se puede pensar en todos los lectores,
porque no son una masa informe sino individualidades. No es posible escribir
una novela que le guste a todo el mundo por igual. Puede que mi libro
desilusione a algunas personas que “esperaban más de mí” o pensaban que porque
leo determinada literatura, mi novela iba a ser “más profunda”. Pero Lolas es
una comedia amarga. Lolas puede ser leído como una suerte de tragedia, sino
tuviera humor. Como un descenso a los infiernos o el mismo camino del héroe al
que hace referencia el libro en sí mismo. Es una suerte de “road movie” donde
se pone sobre el tapete un montón de miserias masculinas y femeninas,
relaciones fallidas y personas falladas.
¿En que se basan sus inspiraciones a la hora
escribir? ¿Tiene horarios prefijados o lleva papel y lápiz?
Las
inspiraciones vienen en cualquier momento y hay que saber atraparlas, pero no
todo el trabajo del escritor se basa en inspiraciones, porque si así fuera
tardaríamos treinta años en escribir cada libro. Las inspiraciones son la base
y el resto hay que construirlo. No puedo tener horarios prefijados porque
trabajo en la Universidad de lunes a viernes, soy madre, soy esposa y tengo mis
obligaciones domésticas. Así que mis tiempos y espacios varían. Para la novela que
estoy escribiendo, por primera vez en mi vida, tomo notas en el subte, por
ejemplo. Pero después me da mucha fiaca transcribirlas, así que trato que sean
más bien disparadores para escribir. Mi método es mandarme mails a mí misma con
fragmentos que se me van ocurriendo.
¿Cómo se puede acercar la literatura a los jóvenes?
Regalándoles
libros, contándoles historias como si fueran películas. Hay jóvenes que vienen
más preparados, por formación o curiosidad, para las lecturas más clásicas.
Pero en esta era tan veloz y visual, hay que encontrar la manera de llegarles
desde el lenguaje que entiendan. Porque es cuestión de abrirles la puerta e
invitarlos a entrar, después van a descubrir que hay otras cosas.
Cree que a través de la literatura se puede generar
consciencia o mostrar otra forma de vida.
Por
supuesto. Mostrar otra forma de vida, desde ya, porque cada libro contiene una
forma de vida y personajes que no son nosotros, aunque se parezcan. Son
universos distintos y diferentes maneras de expresar los sentimientos y
pensamientos universales. Y generar conciencia sería muy importante, pero
¿conciencia de qué? La conciencia es una palabra gigante, que abarca todo lo
bueno y todo lo malo. Se puede ser político, se puede ser social, se puede ser
profundo, siempre depende del autor y de la línea ideológica. La conciencia que
pretenden despertarme ciertos autores con los que no comulgo ideológicamente,
me hace indignarme y no aprender. Pero si desde el humor, que es mi código,
consigo que alguien se identifique y se relaje frente a alguna situación que le
hace eco en su vida, creo que he cumplido mi objetivo.
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