CARICIAS A LA FICCIÓN Y CAGADAS A TROMPADAS CON LA REALIDAD.
Luis Duarte acaba de publicar un
nuevo libro de cuentos que se llama Fósforos Gemelos, donde se encuentran las historias
fuertes que deambulan por la locura, la
muerte y la existencia. Su escritor dialogó con Baldosas Flojas y nos contó
cómo se acercó a la escritura, su
inspiración y lo que puede generar la literatura.
Un puñado de cuentos filosos,
que serpentean entre una inquietante sensación onírica y el franco caos de la
locura. Relatos que se desatan del canon para encontrar una escritura sin
pretensiones, jugueteando con los lugares comunes y el lenguaje cotidiano. Eso es lo que sucede en el libro
Fósforos Gemelos de Luis Duarte que en charla con Baldosas Flojas nos contó cómo
se acerco a la literatura, su inspiración para escribir y la importancia de la
imaginación en la escritura.
¿Cómo te acercaste a la literatura?
Casi de casualidad. En el último
año de la secundaria salía del colegio y me iba a leer cosas al azar a una
librería de Banfield. Hurgando entre los ejemplares me llamó la atención un
título: “Sobre héroes y tumbas”. No
tenía idea quién era autor. Empecé a hojearlo. Tanto me gustó que debí
establecer un método para poder leerlo, ya que no tenía guita para comprarlo.
Todas las tardes leía tres páginas (no más de cuatro) de ese libro con de
quinientas. Antes de fin de año se lo comenté a mi viejo en una cena y le
expliqué mi método. El viejo dijo “No seas miserable, tomá, mañana vas y te lo compras”.
Al otro día agarré el libro y
feliz, le di la plata al librero. Él me miro fijo un instante- que para mí
fueron siglos-. Luego dijo:
“Cómo te voy a cobrar un libro que
llevas leído más de la mitad. Es tuyo”
¿Qué libro te marco y te decidiste a escribir?
Después de haber devorado el
libro de Sábato, me transformé en lector compulsivo. Entre los que recuerdo
están: “Aurora” de Nietzsche, “El nombre de la Rosa” de Humberto Eco, “Los demonios” de Dostoievski, “El hombre mediocre” de José Ingenieros,
“Todos los fuegos el fuego” de Julio Cortázar, y los que había sacado Osvaldo
Soriano hasta ese momento: “Triste
solitario y final”, “No habrá más
pena ni olvido”, “Cuarteles de
invierno” y “A sus plantas rendido un
león”.
¿De qué se trata Fósforos Gemelos?
Es un libro que tiene 32 cuentos,
algunos de ellos en forma de microrrelatos.
Son historias fuertes, algo
extremas, donde, supongo, la locura se pasea entre las páginas buscando hacerle
caricias a la ficción y cagarse a trompadas con la realidad.
“Fósforos gemelos” es el cuento
más largo y está tomado de una historia real que sucedió en Córdoba, hace unos
años. Un padre y un hijo aparecen muertos dentro de un auto sumergido en el
dique “Los molinos”. Con el tiempo se comprobó que el padre sabía que su hijo
arrastraba una enfermedad terminal y decidió cortar de raíz el sufrimiento de
ambos. Mis personajes son ficticios y la historia de cómo creo que sucedieron
los hechos, también. Intenté salir del lugar común televisivo (o sea del morbo)
para expulsar muchos interrogantes que arrastro acerca de la muerte y el
sentido de la existencia.
Los otros cuentos son variados:
un magnate millonario acude a terapia porque tiene pesadillas con el número
siete; un viejo debe subir las escaleras de un edificio sin luz y nos narra qué
sucede piso por piso; el personaje de “El hurón” transmite un programa de radio
desde la peatonal de Mendoza mientras le pide consejos amorosos a sus oyentes;
en “El viaje” a un señor se le jode el auto. Debe viajar en tren y sube a un
vagón donde los códigos parecen sacados de un loquero; una mujer debe lidiar
con una Voz interior que la
atormenta; entre otros.Ojalá les guste a los lectores.
Si tuvieras que comparar el libro con un jugador de fútbol, un actor, un
actriz, una película, una color, un lugar, una comida, etc. ¿Con cuál sería?
Prefiero
indagar sobre otros libros, que admiro mucho, y no opinar tanto sobre el mío,
así que aquí van mis asociaciones.El Quijote es Maradona, Rayuela Scarlett Johansson, El túnel es gris y Una sombra ya pronto serás, la Patagonia. Con la comida paso, tengo
miedo de que me caiga mal.
Crees que escribiendo de la manera que se habla se puede acercar a los
jóvenes a la literatura.
Sí, puede que sí. Aunque creo que para acercar
a los jóvenes a la literatura, el primer paso debería ser trasmitirles la
pasión por la literatura. Nadie arriba a una isla y pide un asado con fritas…
¿En qué te inspiras a la hora de escribir y como fueron surgieron los
cuentos?
Escucho y observo. Enciendo los
motores cuando me hace ruido algo que la realidad vomita, por lo general en las calles. Como un
punto, algo difuso, pero al que se le puede dar otra vuelta de tuerca. Al menos
lo intento.
Por ejemplo: en mi primer libro “La herradura de Freud”, en el cuento “La
mano de Dios”, he tomado un dato de la realidad: un arco de fútbol pintado con
cal sobre el paredón del cementerio de la Chacarita. Yo pasaba todas las noches
con el auto y me llamaba la atención ese
arco. Una noche pude apreciar a un nene de unos ocho, nueve años, que jugaba a
los penales, solo, contra el paredón. Ahí “vi” la historia completa. La pelota
no vuelve, traspasa el paredón. Ariel – así se llama el personaje- la busca desesperado hasta que de arriba le chistan.
Una “Ser”, llamado Tony, le dice que si quiere recuperar la pelota debe entrar
al cementerio a buscarla.
Hace más veinte años que
escribo, pero recién en los últimos seis
han aparecido los lectores para completar el círculo. En mi caso, la falta de
confianza fue determinante.
Sos de llevar un lápiz y papel en el bolsillo para anotar las ideas o
surgen todas en el momento de inspiración.
Cuaderno chico, birome negra y
radar sin pausa.
¿Se puede generar consciencia a través de la literatura?
Desde ya. Mediante políticas de
Estado el Sistema Educativo tiene en su poder la herramienta para lograrlo y
los medios para difundirlo. Planteado así suena muy lindo, pero como dije
antes: la realidad nos ofrece una cara llena de granos. Pachano es más famoso que el Quijote.
¿Te interesan los comentarios de tu obra?
Sí, claro. La devolución se
aguarda en silencio y expectante. El lector no sólo cierra el círculo, sino que
pueda llegar a agrandarlo, enriquecerlo.
¿Los cuentos pueden jugar más con la imaginación que las novelas?
Bien no lo sé. Te contesto como
lector. El cuento abanica un momento, pega un golpe y no se preocupa si
quedaste en el piso y sin aire. Te mira de soslayo y se retira silbando bajito.
En cambio, la novela es un viaje a Quequén con un viejo amigo, un termo, un
mate, la noche y cientos de anécdotas. Ella, la novela, siempre quiere que la
sigas. Su única condición es que lo hagas con entusiasmo.
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