Efectos colaterales es un libro de cuentos
escritos por Pablo Besarón, en él conviven lo cotidiano, lo fantástico y lo
siniestro, el autor habló con Baldosas Flojas sobre su trabajo, la forma en que
se inspira y porque no hay motivaciones
con la lectura.
Pablo Besarón es ensayista, escritor y edito
Efectos Colaterales un libro de 10 cuentos que marca la forma de imaginar a
través de lectura, en charla con Baldosas Flojas el autor contó sobre la forma
de escribir, la realidad, la ficción y las falencias en la motivación hacia la
literatura
¿De qué
se trata el libro Efectos Colaterales?
Es un libro de cuentos cortos, son 10 cuentos divididos en dos partes, la primera,
fronteras y después, que son del genero fantásticos, teniendo en cuenta las
fronteras como un lugar donde termina la
legalidad y quedan esos espacios donde hay un después, son 5 cuentos fantásticos y los otros 5 los denomino de borrón y cuenta nueva que son
más realistas, aunque con finales un poco complicados por decirlo así, estoy
contento con la publicación del libro, es un fenómeno extraño que a la gente le
gusta, ja ja ja.
¿Cuánto
de realidad tienen los cuentos, teniendo en cuenta en lo te inspiraste para
escribirlo?
Es así, en el origen del cuento hay un disparador,
una imagen, es muy común encontrarse con algún amigo, familiar, cliente que te cuente una
historia y te diga que esto es para una novela ó cuento, alguna de las historias
tiene algo de eso, sobre todo tiene una imagen, por ejemplo en mi edificio murió
una señora de 80 y pico de años y un día
me pareció verla en el ascensor, obvio que no era , pero esa imagen de ver a un
muerto, es muy rica, se desplegó en un cuento que se llama Delia y la
telenovela de la 5, trata sobre un muerto que sigue con su vida cotidiana
viendo la telenovela colombiana, pero en
general se ve la realidad subalternando a un texto literario
¿Se piensa
en lo que puede generar el que lee?
Hay una distinción en la universidad entre el destinatario
y el receptor, hay un receptor imaginario al que se juega con darle y no la
información, ese se va construyendo
acerca de lo que se le quiere decir, pero al lector real no se puede prefigurar, el texto es
independiente del autor cuando se edita, ya forma parte de la cultura, ahí
entra en juego los barajes histórico de cada
persona, leer las cosas de modos
diferentes, esas son las cosas ricas de la literatura, y no la del dictador del
sentido, hay un lector que está pensando la escritura en sí misma, es un yo
hacia un tu, siempre hay un destinatario diferente al real.
Es como
cuando éramos chicos y creíamos en el amigo imaginario
Vos me asocias lo chico y cuando se habla de libro
de cuento se piensa en chicos, claro hay
un imaginario extendido y una experiencia originaria, cuando somos niños nos cuentan
la vida con historias, uno pregunta y te van contando de forma de cuento lo que
sucedió, por eso uno relaciona la imaginación a los chicos, un poco algo de eso
hay, pero me gustaría que exista siempre el sabor de la infancia, el asombro, que se
nos van contando cosas
En los
tiempos que corren es difícil motivarse para leer o escribir ¿ a que crees que se
debe?
Lo que pasa es la forma en que nos enseñan
literatura en la primaria y segundaria, yo tenía amigos que 15 años después de terminar el segundario me
dicen que lindo es El Quijote, el tema con la enseñanza formal es que apunta a
lo pedagógico sobre lo estético ó el placer, te enseñan un texto para que no lo
disfrutes, veas la gramática, lo normativo, no es que no hay que enseñarlo,
pero si hablas de literatura, tiene que
estar el deseo, la fantasía, los mundos
posibles, la veta de la vida de construir
el tu y el yo y demás pero lamentablemente subordinado a
la textos de ficción el colegio primario y segundario apuntan a lo pedagógico y lo degradan. Por ejemplo Mujercitas es un libro
que no dan ganas de leer porque está plagado de enseñanzas, ya desde el mismo título,
apunta a educarte hacia el buen camino, es como poner un policía al sentido y uno va desechando el libro y otros textos infantiles
que pueden expandir mundos imaginarios o deseos como Alicia en el país de la
maravilla.
Hay una palabra del viejo Hegel que es la alienación
de la vida cotidiana, es cómo estar sin
vida, no podes hacer lo que querés, la literatura cumple con el placer de
conectarte con el deseo.
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